Cuando consideramos el problema preocupante, y a menudo trágico, de la escasez mundial de agua, se nos vienen a la mente regiones caracterizadas por terrenos áridos y sin litoral.

Podríamos pensar en África, con sus constantes imágenes mediáticas de comunidades desnutridas y deshidratadas. También podríamos pensar en Oriente Medio, con su clima abrasado por el sol, que hace poco experimentó su peor sequía en nueve siglos.

No consideraríamos necesariamente América Latina, o al menos no sin más tiempo o alguna pista. Sin embargo, en términos de agua América Latina víctima de una cruel ironía: es un continente con abundantes fuentes de agua, pero también es una región donde alrededor de 36 millones de personas carecen de acceso a agua potable.[1]

El agua no solo nos mantiene hidratados. Ayuda a que crezcan nuestros cultivos, impulsa nuestras industrias y limpia nuestros hogares. Sin embargo, según el Consejo Mundial del Agua (WWC), un think tank internacional, hasta 100 millones de personas en América Latina carecen de acceso al saneamiento. Si añadimos los que dependen de letrinas o fosas sépticas, la cifra se eleva a 256 millones.[2] Las aguas residuales sin tratar contaminan acuíferos subterráneos, ríos y lagos.

Desgraciadamente, como era de esperar, la desigualdad entra en juego para exacerbar estos problemas. Las cifras del WWC muestran que los sectores más pobres de la población pagan entre 1,5 y 2,8 veces más por el agua que las familias más ricas, a cambio de un agua de menor calidad que tiene más probabilidades de provocar enfermedades diarreicas.

Los problemas no terminan ahí. El agua subterránea de la región sufre una explotación incesante. En México, por ejemplo, 102 de los 653 acuíferos, o fuentes de agua subterráneas, están clasificados como sobreutilizados, lo que amenaza la principal fuente de agua para dos tercios de la población. En América del Sur, aproximadamente la mitad del agua proviene de acuíferos que están sujetos a una creciente contaminación debido a los usos comerciales.

El tiempo transcurre muy deprisa para aquellos que buscan abordar algunos de estos peligros: el impacto de la humanidad sobre el mundo natural significa que los problemas de hoy podrían ser las calamidades del mañana.

Calentamiento global y sequía: un panorama aterrador

El paso del tiempo, junto con los avances del cambio climático, solo está sirviendo para agravar la creciente crisis hídrica en América Latina.

Portillio del Cerro Negro Olivares Alfa Glacier
Parte superior: Foto del glaciólogo L. Lliboutry en el glaciar Portillo del Cerro Negro / Olivares Alfa en Chile. 1953. Parte inferior: Mismo lugar en en 2019.  Ha desaparecido más del 60 % de la masa de hielo.  Fuente Marc Turrel, (autor de “Louis Lliboutry, el hombre que descifró los glaciares”).  © Louis Lliboutry; Alex Cattan y Marc Turrel

Los glaciares, una de las principales fuentes de agua dulce de la región, se están derritiendo debido al calentamiento global. En zonas como la Cordillera Real en Bolivia o la Cordillera Blanca en Perú, el área cubierta por glaciares se ha reducido en alrededor de un tercio desde mediados del siglo XIX.[3]

Chile es un claro ejemplo de esta situación. Posee una de las mayores reservas de agua dulce del mundo, sin contar las de los polos norte y sur, pero sus numerosos glaciares (el 80 % de los glaciares de América del Sur se encuentran en Chile) se están derritiendo rápidamente. Más de 7 millones de personas que viven en y alrededor de Santiago, la capital, dependen de los glaciares para la mayor parte de su suministro de agua en tiempos de sequía. Sin embargo, la combinación fatal entre el aumento de las temperaturas, una megasequía de 10 años y una creciente explotación está resultando letal para la masa de hielo, que, de media, está reduciéndose en un metro al año. 

En menos de dos décadas, algunos glaciares habrán desaparecido, y para finales de siglo, el volumen total de los glaciares chilenos se habrá reducido a la mitad.[4]

Los huracanes, cuya frecuencia e intensidad están fuertemente vinculadas al cambio climático[5], pondrán en peligro el suministro de agua en la región aún más. En la historia reciente hay un gran precedente: el huracán Mitch, que en 1998 acabó con la vida de 9000 personas en Centroamérica y desalojó al 75 % de los hondureños.

Más al sur, los cambios en el comportamiento de la corriente oceánica del Niño podrían afectar los patrones climáticos y provocar sequías aún más graves para las comunidades.

La ONU informa que desde 2013, la ciudad más grande de América del Sur (Sao Paulo, Brasil: 11 millones de habitantes) es víctima de la sequía más severa en 80 años.[6]

Todos estos cambios y desafíos también deben considerarse en el contexto del aumento de la población. Según estimaciones de la ONU, la población de América Latina (incluido el Caribe) aumentó de 287 a 648 millones entre 1970 y 2019.[7] Desde 2010, la región ha experimentado un crecimiento demográfico de alrededor del 10 %. El WWC señala que “muchos lagos y cuencas fluviales importantes, tanto de América del Norte como del Sur, están sometidos a una gran presión debido al crecimiento de la población y a la escorrentía agrícola e industrial acumulada resultante”.[8]

Dentro de una generación, las perspectivas podrían ser aún más alarmantes, y el problema no es exclusivo de América Latina.

Las estimaciones sugieren que los suministros globales de la cuenca hidrográfica podrían disminuir en un 10 % para 2030 y en un 25 % para 2050.[9] El uso del agua a nivel mundial ha aumentado aproximadamente un 1 % cada año durante los últimos 30 años, con más de dos mil millones de personas que viven en países con una elevada escasez de agua.[10]

Los desafíos del agua convergen en una tormenta perfecta

Aunque se reconoce como un problema regional, las características de los desafíos hídricos en América Latina varían de una nación a otra. Están marcados por factores tan diversos como la política, la economía, la topografía, la cultura y la historia.

Una vez más, Chile ejemplifica muchas de las dificultades hídricas a las que se enfrenta América del Sur.

Al norte predomina una aridez abrumadora. El desierto de Atacama, de 100 000 kilómetros cuadrados, es el lugar más seco de la Tierra.

Al este, las montañas de los Andes hacen que las nubes se eleven y se condensen antes de llegar a la cuenca del desierto, mientras que al oeste el Océano Pacífico es demasiado frío como para permitir que los vientos terrestres acumulen humedad. En consecuencia, por lo general, en Atacama solo se registran lluvias medibles una vez por siglo. La cercana ciudad costera de Antofagasta (350 000 habitantes) tiene una media de precipitaciones de solo 1 mm por año.[11]

Atacama Desert
Imagen de satélite que muestra el desierto de Atacama y la Cordillera de los Andes

Más al sur, el cambio climático fue declarado culpable de las destructivas lluvias no estacionales en 2017. Las inundaciones resultantes privaron de agua corriente a más de un millón de personas en la capital chilena de Santiago[12], que también se enfrenta a una severa reducción de los suministros hídricos en el futuro.[13]

Podría decirse que ese diluvio puso fin a la “megasequía” de Chile central, durante la cual la Real Sociedad Meteorológica señaló que la región (y sus más de 10 millones de habitantes) habían experimentado “una secuencia ininterrumpida de años secos desde 2010, con déficits de lluvia medios de un 20-40 %”.[14]

En este contexto, nos encontramos con otro desafío: en algunas partes de Chile más del 80 % del agua está controlada de manera privada y se destina a la industria y la agricultura. Según la organización benéfica Latin American Bureau, esto provoca que muchos chilenos se enfrenten a una escasez de agua potable, al mismo tiempo que contamina las fuentes con desechos industriales.[15]

En el mismo año que Santiago fue golpeada por una inesperada inundación, Bolivia experimentó meses de sequía que vaciaron los embalses, hicieron necesario que se racionara el agua en las principales ciudades y generaron protestas en las calles. Se declaró el estado de emergencia en todo el país, una nación que, según la ONU, ya ha perdido el 40 % de sus glaciares debido al derretimiento en las últimas dos décadas. Aunque el cambio climático sea el principal responsable, las políticas gubernamentales compartieron parte de la culpa, debido al enorme aumento de las industrias que consumen mucha agua, como el cultivo de soja, y a la deforestación intensiva.[16]

En Perú, grupos ambientalistas de base han acusado a las empresas mineras internacionales de apoderarse de los recursos hídricos, cortar el suministro a los agricultores y contaminar los ríos.[17] Los disturbios están creciendo, y en 2016 las huelgas y los enfrentamientos suscitados por las protestas en contra del secuestro de agua hicieron que dos provincias declararan la ley marcial.[18]

En Ecuador ocurre algo parecido, ya que los agricultores están sufriendo a medida que los agronegocios y las empresas mineras se benefician de una ley de 2015, que permite una mayor privatización del agua y la explotación de suministros escasos. La constitución ecuatoriana es muy clara a la hora de consagrar el agua como un derecho humano, pero los agricultores y los ambientalistas se han visto obligados a manifestarse en Quito, la capital, para exigir la igualdad en el acceso. La académica Manuela Picq ha declarado que el 1 % más rico de Ecuador controla el 64 % del agua dulce y afirma que “Una sola mina puede consumir más agua en un día que una familia entera en 22 años”.[19]

Mientras tanto, en Guatemala es cada vez más evidente que la escasez de agua está impulsando la migración interna. Las comunidades están abandonando áreas que han quedado secas por culpa de las corporaciones, que absorben recursos de agua dulce y desvían ríos. A menudo, estas corporaciones son inmunes ante cualquier enjuiciamiento debido a una gobernanza débil. Como dice el exvicepresidente del país, Eduardo Stein, esto es un ejemplo de que el estado trabaja “en favor de los intereses de unos pocos”, lo que causa una ira generalizada.[20]

Asociaciones, experiencia y pensamiento a largo plazo

Esta mala gestión de los recursos se pone de relieve en otras partes de América Latina, donde las intervenciones para mejorar la distribución están teniendo impactos tangibles en la vida diaria.

Por ejemplo, en las comunidades de Río Grande del Sur, en Brasil, se han financiado miles de planes para mejorar la red de abastecimiento de agua potable en zonas rurales que llevaban mucho tiempo desatendidas.

Esto ha beneficiado en particular a las mujeres, que ya no tienen que caminar muchos kilómetros cada día para obtener agua, sino que pueden dedicar más tiempo a la agricultura, lo que tiene unos resultados espectaculares. La participación de las mujeres ha aumentado los ingresos agrícolas y la seguridad alimentaria de los hogares, pueblo por pueblo, y ha hecho crecer los ingresos familiares en una media del 30 %.[21]

Brasil se considera cada vez más un abanderado de las acciones positivas para mejorar el acceso al agua. Al favorecer un enfoque en el que se involucran múltiples partes interesadas (empresas de suministro, proveedores de energía, irrigadores y grupos civiles), se ha consagrado el derecho de todas ellas a participar en las decisiones políticas federales y estatales durante más de dos décadas.

De hecho, durante la última década se ha observado un enorme progreso en lo que respecta a la ampliación del acceso al agua en toda la región de América Latina. El Banco Mundial reconoce que “en los centros urbanos se abastece a 70 millones de personas más que en el cambio de milenio”.[22]

La colaboración transfronteriza ha sido primordial para muchos avances notables. El Sistema Acuífero Guaraní (SAG), una de las mayores reservas de agua subterránea del mundo, contiene unos 37 000 kilómetros cúbicos de agua en su área de 1 190 000 kilómetros cuadrados, que abarca Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Si hubiesen adoptado una actitud competitiva, esto podría haber llevado al agotamiento y la contaminación de este inestimable recurso. Sin embargo, en 2001 los cuatro países se unieron en un plan de protección ambiental y desarrollo sostenible para salvaguardar el SAG a largo plazo.[23]

Guarani Aquifer
Leyenda: El Acuífero Guaraní, ubicado debajo de la superficie de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, es uno de los sistemas acuíferos más grandes del mundo.

Este plan de 26,7 millones USD ha puesto en marcha con éxito varias políticas clave: la recopilación de conocimientos científicos y técnicos del SAG, la mejora de la gestión de las aguas subterráneas, el fomento de la participación pública y la comunicación, así como la evaluación del potencial del SAG para la energía geotérmica.

Como resultado de esta extraordinaria asociación internacional, se espera que el SAG continúe suministrando agua dulce a personas y empresas durante las generaciones venideras y que incluso pueda servir de modelo para otras partes de la región.

Estas historias de éxito suponen un gran impulso y abren la puerta para que el sector privado desempeñe un papel de liderazgo más importante de cara a superar los persistentes desafíos hídricos en la región.

El contrato demuestra la escalabilidad del modelo de Almar

Almar Water Solutions, parte de Abdul Latif Jameel Energy, está a la vanguardia de los esfuerzos para afrontar las adversidades hídricas en América Latina, particularmente en sus áreas más secas, como Chile.

Almar está ampliando rápidamente su presencia en la región mediante la adquisición de la empresa de tratamiento del agua Osmoflo SpA en 2019. En agosto de 2020, a través de Osmoflo, Almar obtuvo un contrato de tres años para la operación y el mantenimiento de los servicios hídricos de la minera chilena Mantos Copper.

Almar operará una planta de tratamiento del agua para el proyecto Mantos Blancos, que su cliente pondrá en marcha en la zona septentrional de Chile, tan solo 45 kilómetros al norte de la árida Antofagasta. La planta de desalinización utilizará la ósmosis inversa para producir agua apta para la actividad minera, lo que tiene la capacidad de generar más empleos y una mayor prosperidad en la región.

Carlos Cosin, Almar Water Solutions
Carlos Cosin
Director ejecutivo (CEO)
Almar Water Solutions

La compra de Osmoflo SpA por parte de Almar marcó la primera gran incursión de la empresa en el mercado de los servicios hídricos de América Latina y ofrece un nuevo potencial para resolver los desafíos hídricos más urgentes en la región. Junto con los contratos de operación y mantenimiento, se proporciona una flota de unidades móviles de tratamiento del agua con múltiples capacidades que brindan a los clientes soluciones de purificación a corto plazo o de emergencia.

“Almar puede utilizar esta experiencia en Chile como trampolín para otros proyectos en América Latina”, dice Carlos Cosin, director ejecutivo de Almar Water Solutions. “De hecho, pronto se anunciará un nuevo contrato, que duplica de manera efectiva el tamaño y el valor de nuestra adquisición. Este acuerdo, que complementa nuestra cartera de desalinización, tratamiento de agua potable, purificación de aguas residuales y operaciones con aguas industriales, demuestra nuestros ambiciosos planes para el futuro”.

Un problema mundial que exige una respuesta visionaria

Para conseguir grandes cosas y lograr un cambio real hay que apuntar alto.

Si podemos mejorar la estrategia hídrica de un país con retos tan complejos como los de Chile, podemos abordar los desafíos hídricos de toda América Latina. Y si somos capaces de compensar los obstáculos ambientales, técnicos e históricos relacionados con el agua en América Latina, podremos ampliar nuestra presencia en otros mercados emergentes con necesidades igualmente urgentes.

En este sentido, desde su fundación Almar también ha combatido la escasez de agua y la contaminación en Oriente Medio y África.

A finales de 2018 alcanzó un acuerdo para producir la primera planta de desalinización en Kenia, que suministra 100 000 metros cúbicos de agua potable a más de un millón de personas en Mombasa.

En enero de 2019 consiguió un contrato en Arabia Saudí para desarrollar la planta de agua independiente (IWP) Shuqaiq 3, cerca de la ciudad de Al Shuqaiq, a orillas del Mar Rojo. Shuqaiq 3 tendrá un coste de 600 millones de dólares y se convertirá en una de las mayores plantas de desalinización, capaz de suministrar 450 000 metros cúbicos de agua potable cada día a más de 1,8 millones de personas y de crear 700 puestos de trabajo asociados.

Más adelante, en mayo de 2019, Almar adquirió una participación importante en la planta de Muharraq en Baréin, con un contrato a 29 años para operar la planta de tratamiento de aguas residuales y el sistema de alcantarillado con una capacidad de 100 000 metros cúbicos/día. El sistema de canalización incluye el primer colector de gravedad principal a 16,5 km de profundidad en la región del Golfo, así como una red de recolección de aguas residuales.

Más recientemente, Almar Water estableció una agrupación empresarial en Egipto con Hassan Allam Utilities para formar AA Water Developments y ayudar a revitalizar la infraestructura hídrica del país. Esto condujo a la adquisición de Ridgewood Group, una importante empresa de servicios de desalinización egipcia. Ridgewood opera 58 plantas de desalinización en todo el país, centrándose en la industria y el turismo, sectores críticos para la economía de Egipto. Esta red tiene capacidad para suministrar 82 440 metros cúbicos de agua potable limpia y segura cada día. La adquisición continúa la estrategia de Almar de ampliar su cartera rápidamente con proyectos totalmente nuevos (greenfield) en instalaciones de desalinización, plantas de tratamiento de agua y otras infraestructuras hídricas existentes que ya están operativas (brownfield), con el objetivo de impulsar la eficiencia y el crecimiento en el acceso a soluciones de agua sostenibles.

Estas innovadoras colaboraciones, junto con el rápido desarrollo de las operaciones en Chile, demuestran el profundo compromiso de Almar para asegurar que las generaciones futuras vivan en un “mundo hídrico” más equitativo. Un mundo en el que todos, ya sean hogares particulares, explotaciones agrícolas o plantas industriales, tengan acceso a los recursos sostenibles necesarios para mejorar su calidad de vida.

Fady Jameel, Deputy President and Vice Chairman, Abdul Latif Jam
Fady Jameel
Presidente adjunto y vicepresidente
Abdul Latif Jameel

“Es irónico que, en nuestro planeta, que cuenta con enormes recursos hídricos, como los océanos y los casquetes polares, solo esté disponible una pequeña fracción para sustentarnos y que una gran parte de los habitantes carezca de agua suficiente para vivir, en gran parte debido a nuestra propia mala gestión de los recursos”, comentó Fady Jameel, vicepresidente de Abdul Latif Jameel.

“Está claro que para abordar este problema se necesita actuar rápido, cuanto antes mejor, y establecer un enfoque meditado y coherente entre las empresas y los gobiernos”.

 

 

[1] https://www.worldbank.org/en/news/feature/2015/03/20/america-latina-tener-abundantes-fuentes-de-agua-no-es-suficiente-para-calmar-su-sed

[2] https://www.worldwatercouncil.org/fileadmin/wwc/News/WWC_News/water_problems_22.03.04.pdf

[3] https://www.worldbank.org/en/news/feature/2015/03/20/america-latina-tener-abundantes-fuentes-de-agua-no-es-suficiente-para-calmar-su-sed

[4] https://www.bloomberg.com/news/features/2019-08-14/south-america-s-glaciers-may-have-a-bigger-problem-than-climate-change

[5] https://www.pnas.org/content/117/22/11975

[6] https://www.worldbank.org/en/news/feature/2015/01/06/36-millones-latinoamericanos-acceso-agua-potable-brasil

[7] https://population.un.org/wpp/Download/Files/1_Indicators%20(Standard)/EXCEL_FILES/1_Population/WPP2019_POP_F01_1_TOTAL_POPULATION_BOTH_SEXES.xlsx

[8] https://www.worldwatercouncil.org/fileadmin/wwc/News/WWC_News/water_problems_22.03.04.pdf

[9] https://www.mckinsey.com/business-functions/sustainability/our-insights/water-a-human-and-business-priority?cid=eml-web

[10] https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000367276/PDF/367276eng.pdf.multi

[11] https://en.climate-data.org/south-america/chile/ii-region-de-antofagasta/antofagasta-2064/

[12] https://www.theguardian.com/world/2017/feb/27/chile-floods-millions-of-people-without-water-in-santiago

[13] https://www.theguardian.com/global-development-professionals-network/2017/mar/01/water-scarcity-latin-america-political-instability

[14] https://rmets.onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1002/joc.6219

[15] https://lab.org.uk/chiles-water-crisis/#:~:text=Water%20is%20unevenly%20distributed%20throughout,government%20is%20refusing%20to%20address.

[16] https://amp.theguardian.com/global-development-professionals-network/2017/mar/01/water-scarcity-latin-america-political-instability

[17] https://www.pri.org/stories/2017-01-04/la-paz-short-water-bolivia-s-suffers-its-worst-drought-25-years

[18] https://perureports.com/chimbote-state-emergency/4384/

[19] https://amp.theguardian.com/global-development-professionals-network/2017/mar/01/water-scarcity-latin-america-political-instability

[20] https://amp.theguardian.com/global-development-professionals-network/2017/mar/01/water-scarcity-latin-america-political-instability

[21] https://www.worldbank.org/en/news/feature/2012/08/28/investimentos-agua-nordeste-mulheres

[22] https://www.worldbank.org/en/news/feature/2013/03/22/world-water-day-latin-america-achievements-challenges

[23] https://www.caf.com/media/8257/water_agenda_south_america-caf.pdf